Gracias por enseñarme a amarte, a través de aquellos ojos sinceros y tristes. Perdón si alguna vez te herí. Terminamos siendo amigos, tú mi perro fiel, gracias por escucharme y acercarte a mi cuando presentías que yo estaba mal. Hice lo mismo cuando te enfermaste, más aún no me repongo a tu partida reciente del 12 de octubre. Sentía que sufrías tan solo con una mirada, tu falta de apetito y tu falta de ánimo me indicaban el constante cansancio de tu lucha, y el dolor que sentías por dentro. Creo que no resististe y te fuiste entre mis brazos antes de que te durmiéramos. Sé que estás en el cielo al lado de Dios y me esperarás para ser nuevamente felices. Dame fuerzas desde arriba para resignarme a tu partida.

Mi refugio y amigo, descansa en paz. Gracias por estos 5 años de travesuras, alegrías y]penas. Te seguiré amando y mantengo la esperanza viva de nuestro reencuentro. Att Susan y mi niña Fernanda