Con los ojos, con las orejas, con sus ladridos y hasta con sus silencios. Observar a un perro es darse cuenta de lo fácil que resulta entender qué pasa por su perruna cabeza. No hablan nuestro lenguaje, pero (si tiene perro, lo sabe) hablar… ¡vaya si hablan!
Nos indican con antelación qué sienten, cuál es su humor o qué piensan hacer en los próximos minutos. Lo explica con detalle la psicóloga especializada en comportamiento animal Alexandra Horowitz, autora del libro En la mente de un perro.
“No es que los animales deseen hablar pero no puedan, sino que nosotros deseamos que nos hablen y no lo logramos. Aunque la realidad es que la mayoría de ellos, y los perros en particular, no carecen de expresiones ni son realmente mudos. Los perros hablan. Se comunican, declaran, se expresan”.
Y lo hacen con su cola, con el hocico, con las orejas y, por supuesto, con los sonidos que emiten. Es de suponer que ellos no entienden el lenguaje humano pero sí comprenden partes importantes de la comunicación de su ‘mejor amigo’. Haga la prueba y diga a su perro una misma frase con diferente entonación: ‘¡Nos vamos al parque!’ versus (con tono aburrido) ‘nos vamos al parque’. Ya verá…
Los perros no son la única especie capaz de analizar lenguajes ajenos: lo hacen también los monos cuando, al escuchar determinados graznidos de las aves, se dan cuenta de que se acerca un predador y se esconden. De una u otra forma, las diferentes especies se las ingenian para comunicarse.
Y los perros lo hacen, sobre todo, con sus sonidos:
Los sonidos de alta frecuencia (gritos más o menos agudos, chillidos, quejidos y alaridos), los producen cuando sienten dolor repentino o necesitan atención. (Por algo son los primeros sonidos que emite el cachorro que, privado aún de la vista, los utiliza para que su madre lo localice y cuide de él).
Llegamos a los gemidos y refunfuños: también habituales en los cachorros, no parece que sean signos de dolor sino una especie de ronroneo canino. Los hacen cuando están en contacto con su madre, con sus compañeros de caseta o con algún cuidador conocido.
Los gruñidos y bufidos son, efectivamente, sonidos agresivos y más cuanto más graves sean: Ante una amenaza, el animal intenta emitir un sonido lo más grave posible para parecer más grande a oídos de sus enemigos.
Con ganas de juerga
Pero no sólo se enfadan. También ríen. Se trata del ‘jadeo social’, un ruido que emiten los perros antes de ponerse a jugar y que indica que lo están pasando pipa. Se ha comprobado, además, que la emisión de jadeos sociales grabados con anterioridad hace que otros perros ladren menos, se relajen y muestren menos signos de ansiedad.
Y, por fin, los característicos y molestos ladridos. Horowitz diferencia tres tipos. Los ‘ladridos al extraño’ -de tono grave y áspero, como si se escupieran y a veces enlazados unos con otros para formar un superladrido que resulta agresivo-; los ‘ladridos del aislamiento’ -de frecuencia más alta, se lanzan al aire uno tras otro subiendo y bajando de intensidad y hacen pensar a quien lo escucha que el perro tiene ‘miedo’- y los ‘ladridos del juego’ -de alta frecuencia y más repetidos que lo de aislamiento. Van dirigidos a alguien (perro o persona)-.
Para recapitular. Los perros se comunican -entre ellos y con los humanos que forman parte de su entorno- y comprenderlos puede mejorar la convivencia y, en caso de perros agresivos, evitar algún que otro disgusto.
Diccionario animal
Este diccionario etológico que circula por internet resulta muy útil como resumen pero, eso sí, no está refutado por ninguna Universidad ni experto. Juzguen ustedes.
Ladridos:
- Ladridos continuos y rápidos, en tono intermedio: Alerta. Problemas. Alguien entra en nuestro territorio.
- Ladridos continuados y lentos, en tono bajo: Intrusos o peligro cercano. Preparados para defenderse.
- Ladridos rápidos y con pausas cada 3 o 4: Aviso de problemas acercándose, y petición al ‘jefe”’ para que investigue qué pasa.
- Ladridos prolongados e ininterrumpidos, con intervalos largos entre cada uno: Estoy solo y necesito compañía. Suele ocurrir cuando un perro lleva aislado mucho tiempo.
- Uno o dos ladridos agudos y breves en tono intermedio: Es el saludo más habitual.
- Un ladrido agudo y breve, en tono bajo: Ya basta. Indica molestia.
- Ladrido breve en tono alto: Indica sorpresa. Si se repite dos veces significa ‘¡mira esto!’. Si es más largo es una llamada. Muchos perros lo usan cuando quieren salir a la calle. En tono medio expresa alegría.
- Aullido o ladrido muy breve en tono alto: ¡Ay! Respuesta a un dolor repentino.
- Aullidos repetidos a intervalos regulares: Muestra de un dolor intenso o respuesta a algo que les asusta.
- Ladrido entrecortado en tono medio: Petición de jugar.
- Gruñido suave en tono bajo: Gruñido de amenaza. Conviene apartarse y dejar espacio al perro.
- Gruñido que deriva en ladrido, en tono bajo: Disposición a pelear. Si se presiona al perro, atacará.
- Gruñido que deriva en ladrido, en tono alto: Perro inseguro que preferiría no pelear, pero que atacará si no se le deja en paz.
- Gruñido intenso sin enseñar los dientes: Suele oírse cuando juegas con el perro. Está simulando un ataque en broma e indica que se está divirtiendo. Suele intercalarse con ladridos entrecortados.
- Gimoteos suaves: Indican dolor o temor.
- Gemidos prolongados e intensos: “dame…” o “quiero…”. Pretende llamar la atención. O está esperando que le des de comer o le saques de paseo.
- Suspiro: Indica satisfacción si los ojos están semicerrados. Si están abiertos es una señal de decepción porque no ha ocurrido algo que el perro esperaba.
- Rugido: Llamada a la caza.
- Ladrido-aullido: El perro lo produce cuando se siente solo y busca compañía.
- Aullido: “Estoy aquí” o “Este es mi territorio”. Un perro seguro de si mismo aullará para mostrar su presencia.
- Jadeo: Suele indicar excitación.
Orejas:
- Orejas erguidas y orientadas hacia delante: Muestran atención, o que están estudiando una situación nueva. Si se acompañan de ladeos de la cabeza hacia los lados y con la vista fija (por ejemplo cuando les hablas), puede significar tanto “esto es muy interesante”, como “no te entiendo nada, ¿eh?” y tiene que ver con la contemplación de un nuevo acontecimiento. Por el contrario, si van acompañadas de morro arrugado y enseñar los dientes, es una amenaza de ataque por parte de un animal decidido.
- Orejas hacia atrás y paralelas a la cabeza: Suele asociarse con cualquier tipo de desafío. Algunos perros las colocan así al caminar o correr, pero en este caso no tienen un significado especial.
- Orejas orientadas ligeramente hacia atrás: “Esto no me gusta nada”. El perro puede estar dudando entre atacar o huir. Equivalen a una mirada de sospecha.
Cola:
- Extendida horizontalmente pero no tiesa: Es un signo de atención. El perro está viendo algo interesante.
- Extendida horizontalmente y tiesa: Toma esta posición al enfrentarse el perro contra un posible intruso o desconocido. Significa “a ver quien manda aquí”.
- Cola erguida: Es un signo de autoridad de un perro que se muestra dominante.
- Cola erguida y curvada sobre la grupa: Indica confianza, control y autodominio.
- Cola ligeramente baja pero apartada de las patas traseras: El perro está tranquilo y relajado.
- Cola hacia abajo y cercana a las patas traseras: Si las extremidades están rígidas y agita levemente la cola, indica ‘no me siento bien’. Si las patas están ligeramente flexionadas es una muestra de que el perro siente una leve inseguridad, normalmente cuando está en un lugar desconocido.
- Cola oculta entre las patas: Temor o sumisión. El perro tiene miedo a que le hagan daño, o bien, en presencia del miembro dominante de la manada, expresa que ‘estoy de acuerdo con mi papel secundario y no voy a desafiarte’.
Movimientos de la cola:
- Agitación leve: Suele indicar saludo.
- Agitación trazando círculos amplios: ‘Me caes bien’. Cuando dos perros juegan a pelear, este movimiento de la cola confirma que solo están jugando.
- Agitación a ritmo lento: Cuando estás adiestrando al perro, esto significa ‘estoy intentando entenderte; quiero saber qué dices pero no acabo de entenderlo’. Cuando por fin lo entiende, el movimiento se acelera y aumenta en amplitud.
Ojos:
- Mirada directa y fija: Desafío, o respuesta al desafío por parte del perro dominante.
- Ojos entornados: Respuesta de un perro sumiso ante un reto. Aceptación de la sumisión.
Hocico:
- Boca relajada y entreabierta, lengua poco visible: Equivale a una sonrisa entre las personas.
- Bostezo: En los perros indica estrés o tensión. El perro está tenso o inquieto.
- Boca cerrada, labios levantados enseñando los dientes: Primera señal de amenaza.
- Boca entreabierta, labios levantados enseñando los incisivos, hocico fruncido: Segunda señal de amenaza. Si se presiona al perro, responderá con un ataque.
- Boca entreabierta, labios levantados enseñando los incisivos y las encías, hocico fruncido: Precede a un ataque inmediato. Si alguna vez nos encontramos ante un perro así, nunca se debe salir corriendo. Está tan tenso que el menor ovimiento por nuestra parte provocará el ataque. Hay que bajar la mirada (mostrar sumisión), entreabrir la boca, y retroceder con lentitud.
- Cualquier expresión de amenaza, con la comisura de los labios estirada hacia atrás: Muestra un componente de temor en el perro. Aún puede atacar, pero también puede huir si se siente agredido. Viene a decir ‘te tengo miedo, pero puedo atacar si me obligas’.
Actitudes y Lenguaje Corporal:
- Perro agachado, patas delanteras extendidas, lomo erguido, cabeza cercana al suelo: invitación a jugar.
- Posición erguida y relajada, orejas erguidas no adelantadas, cabeza alta, boca entreabierta, cola baja y relajada: Perro relajado y contento.
- Perro erguido ligeramente inclinado hacia delante, orejas hacia delante, cola erguida, ojos muy abiertos y boca cerrada, miembros rígidos: Perro en estado de alerta. Quiere mostrar autoridad.
- Perro erguido ligeramente inclinado hacia delante, orejas hacia delante, cola erguida y erizada, ojos muy abiertos, hocico arrugado, pelo erizado, miembros rígidos: Perro muy dominante, amenazando atacar si se le desafía.
- Posición ligeramente inclinada hacia atrás, pelo erizado, orejas hacia atrás, cola entre las piernas, hocico arrugado enseñando los dientes: Perro asustado pero dispuesto a atacar si se le provoca.
- Posición agachada, mirada baja, orejas hacia atrás, cola entre las piernas, pelo no erizado, pata levantada: Todo son señales de sumisión para evitar peleas. En sumisión total, además se tumba sobre la espalda, mostrando el estómago y la parte inferior del cuello. Muchos perros lo hacen voluntariamente ante el líder de la manada. Si el perro se tumba para que le rasquemos la barriga, lo que hace es aceptar que nosotros somos el jefe.
- Colocar la cabeza o la pata sobre el lomo de otro perro: Gesto de autoridad. Indica que ‘aquí mando yo’.
- Coger objetos con la boca: Por ejemplo, llevar la correa entre los dientes al pasear, o sujetar la mano del dueño con la boca. Es un desafío de poder y puede indicar que el perro no acepta al ser humano como líder de la manada. Cuidado con consentirle esas actitudes.
- Colocar la pata en la rodilla del dueño: Petición de atención.
- Revolcarse sobre el lomo y frotarlo en el suelo, frotar el hocico y el pecho contra el suelo: Perro muy satisfecho y contento. Normalmente lo hacen antes o después de alguna actividad placentera.
- Rascar el suelo, arrancar hierba con las patas: El perro tiene unas glándulas que dejan un olor único y distintivo. Simplemente está dejando una señal de que ha estado ahí.
- Orinar: Aparte de la simple necesidad de evacuar, es marcar el territorio (los cachorritos muy pequeños aún no ‘marcan’, y sólo hacen pis una sola vez. Los adultos, sin embargo, se contienen, para ir dejando sus señales por todo el camino). Si en vez de orinar sobre las marcas de otros perros, lo hace sobre un perro o sobre una persona, está dejando un signo de autoridad y posesión.
Vía: gaceta.es