Nuestra cultura frecuentemente condena o, lo que es peor, cierra los ojos, a la necesidad de esterilizar a las mascotas. La cantidad de mascotas sin hogar, y las que se duermen anualmente en los antirrábicos, es alarmante. Entonces ¿porqué contribuir a este problema si podemos, además de evitarlo, mejorar ampliamente la calidad de vida de nuestras mascotas?