Como alternativa a quitar las garras quirúrgicamente, y para controlar la destrucción causada por rascar y arañar, muchos dueños de gatos mantienen las garras de sus gatos recortadas. Resulta más sencillo si comienzas mientras tu gato aún es bebé, aunque la mayoría de los gatos pueden ser persuadidos a aceptar este procedimiento.
Utiliza cortauñas disponibles en tiendas para mascotas. Busca del tipo gillotina, y no utilices las que son para humanos, ya que éstas aplastan y lastiman la garra de tu gato. Consigue también reemplazos para los filos, ya que cuanto más filoso, más fácil es de cortar.
También existen cortauñas que se asemejan a tijeras, con el filo corto y en forma de gancho. Estos pueden resultar más fáciles de manejar para algunas personas.
Asegura a tu gato en en el hueco de tu brazo menos hábil, con el gato apoyado en tus piernas o sobre el piso entre tus rodillas, dependiendo del tamaño del gato y de tu propio tamaño. Sujeta al gato hacia tu costado con el brazo, y sostén una de sus patas con tu mano. Esto puede requerir algo de práctica.
Como te está dando la espalda, le será difícil arañarte, o soltarse. Con tu mano hábil, sostén el cortauñas. Si presionas las almohadillas de la pata del gato con la otra mano, sus garras asomarán. Examínalas cuidadosamente (es preferible hacer esto antes de realizar cualquier corte, para familiarizarte con la apariencia de las garras).
Si sus garras son blancas (como lo son en la mayoría de los gatos), es fácil reconocer hasta donde recortar. Utiliza buena luz, y verás que hay un tejido rosado dentro de la uña o garra que comienza desde su base. Esto es comparable con la diferencia que existe enter la uña pegada a tu piel, y la parte que crece más allá de la misma. Jamás cortes la parte rosada de la uña, será doloroso para el gato, quien sangrará por todos lados. Si tienes dudas, es preferible cortar menos uña, aunque signifique cortar más a menudo.
Recorta la porción sobre la parte rosada de cada uña, sin olvidar los espolones. En los gatos, los espolones se encuentran sólamente en las patas delanteras, aproximadamente donde los humanos tendríamos nuestros pulgares. Éstos no tocan el piso. Algunos gatos son polidáctiles, y tienen hasta siete uñas en una pata! Normalmente hay cuatro por pata, con un espolón en cada una de las patas delanteras. Las patas traseras no requieren recortarse tan seguido, y en muchos casos ni siquiera es necesario hacerlo; éstas no crecen tan rápidamente y no son tan filosas. Con práctica, te será posible sostener cualquiera de las cuatro patas para el corte de uñas.
Si tienes demasiados problemas para sostener a tu gato y que se quede quieto, pide a alguien que te ayude a sostenerlo. Puedes levantarle una pata y recortarla. Pero ten cuidado: esta posición a menudo significa que debes colocarte directamente frente a las garras del gato, convirtiéndote en un blanco potencial para ser hecho tiritas. Los gatos más viejos en general se resisten más que los jóvenes, por lo que deberías comenzar a acostumbrar a tu gato cuanto antes si pretendes hacer esto.
El corte de uñas debería hacerse semanalmente. Distintas garras crecen a distintas velocidades. Revísalas periódicamente (utiliza la misma posición que para recortar: te dará práctica adicional y reduce la ansiedad del gato por encontrarse en esa posición).
Las garras del gato crecen constantemente, al igual que las uñas de los humanos. Pero a diferencia de éstas, para mantenerse siempre filosas, es necesario deshacerse de las capas externas de uña. Los gatos se morderán las garras, o rascarán, para remover estas capas. Esto es completamente normal, y es comparable a cuando tú te cortas tus propias uñas. Es posible que encuentres pedacitos de uñas por todos lados, especialmente en postes de rascar. Esto es también, completamente normal.
Autor: Mary Tittle Moore. Traducido por Fernando Borcel
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